Para investigar esta cuestión, los autores contaron con 21.454 participantes del trabajo antes mencionado. Ninguno tenía antecedentes de infarto, isquemia o hemorragia cerebral, ni cáncer.
Aparte de evaluar su estado de salud general, se realizaron cuestionarios anuales acerca del consumo de estos productos y la frecuencia con la que se ingerían.
También se registraron los episodios cardiovasculares (con especial atención a los fallecimientos súbitos por estas causas) que ocurrieron a lo largo de 17 años.Tras recoger y analizar todos los datos, se observó que los que tomaban frutos secos habitualmente tenían menos probabilidades fallecer súbitamente por una patología cardiaca. Concretamente, los varones que los comían un mínimo de dos veces por semana reducían en un 47% sus posibilidades de fallecimiento por estos motivos.
Es cierto que estos individuos solían fumar menos, hacían algún tipo de ejercicio, bebían alcohol en cantidades moderadas y, por regla general, mantenían unas pautas nutricionales mucho más sanas que los que no tomaban tantos frutos secos, pero incluso después de eliminar la influencia de estos factores, los autores del seguimiento comprobaron que dichos alimentos, por sí mismos, ayudaban a prevenir los episodios cardiacos mortales.
No obstante, los frutos secos no tenían una relación tan significativa con los eventos no fatales. Este hecho indica que «al menos parte de sus beneficios se debe a su efecto positivo sobre las arritmias ventriculares, ya que si influyesen decisivamente sobre la aterosclerosis o la trombosis, cabría esperar mejores resultados con respecto a los infartos que no concluyen con la muerte del paciente», explican los investigadores.
Al parecer, el ácido alfalinolénico, perteneciente al grupo omega 3, es responsable del efecto antiarrítmico de los frutos secos, junto con la vitamina E, el magnesio y el potasio. En cualquier caso, los responsables del trabajo afirman que introducir estos alimentos en la dieta (o aumentar su ingesta en sustitución de otras alternativas menos saludables) puede ser una medida eficaz, sencilla y barata de prevenir patologías cardiacas.
Nueces contra la diabetes
En las últimas sesiones científicas celebradas por la Asociación Americana de Diabetes , se han presentado datos que avalan el papel de los frutos secos en la prevención de la diabetes tipo 2.Investigadores del Hospital Brigham and Women de Boston (EEUU) escogieron a más de 83.000 mujeres de entre 34 y 59 años que formaban parte del Nurses’ Health Study, un trabajo epidemiológico en el que participan miles de enfermeras estadounidenses. Ninguna de las escogidas tenía antecedentes clínicos de cáncer, enfermedad cardiovascular o diabetes.A lo largo de 16 años, poco más de 3.000 féminas desarrollaron diabetes.
Tras ajustar otros parámetros que influyen en la aparición de la patología (tabaquismo, consumo de alcohol, índice de masa corporal, historial familiar de enfermedades relacionadas, dieta, etcétera) los autores se dieron cuenta de que la ingesta de frutos secos tenía una relación inversa y totalmente independiente con la diabetes del adulto.
Asimismo, otro trabajo brasileño expuesto en el mismo encuentro concluye que las mujeres obesas con resistencia a la insulina (y, en consecuencia, más propensas a desarrollar esta alteración) podrían beneficiarse de los suplementos de zinc, incluso aunque no tengan deficiencia de este mineral.
Fuente: Alejandra Rodriguez
¡ DIOS LES BENDIGA !
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